
Según el estudio llevado a cabo por “Consumolab” de Ainia (Instituto dedicado a la investigación, el desarrollo tecnológico, calidad de producción y competitividad) el 90% de los consumidores leen las etiquetas de los alimentos en el momento de la compra. El 65% afirman leerlas siempre y otro 25% dependiendo del producto (primera vez que se compra, producto novedoso, según tipología de alimento –lácteo, infantil, cárnico, producto preparado…). Mientras, los consumidores con una alimentación condicionada por algún factor (enfermedad, alergias, dieta,…) leen las etiquetas en el 100% de los casos. Son algunos de los resultados recogidos en este estudio especializado en el comportamiento del consumidor, con el objetivo de identificar cómo se perciben los cambios en el etiquetado de alimentos.
Se destaca además, que la información en la que más nos fijamos los consumidores es la fecha de caducidad o consumo preferente, los ingredientes y la información nutricional. Y en lo que menos, cuando leemos las etiquetas es el país de origen, el fabricante o los alérgenos. Sin embargo, esto cambia en el perfil de consumidores que señalan que su alimentación está condicionada por algún factor. En este caso, para el 14% de encuestados los alérgenos ocupan el cuarto puesto en su prioridad de lectura e información.
Según el 20% de los encuestados, los pescados frescos y marisco son los que más difíciles nos resultan de entender. Resulta notorio el que un 60% de preguntados afirmemos «no poder leer bien» la información. El 59% consideramos que «la letra es muy pequeña», el 19% que «las letras están muy juntas», mientras que para el 15% no se resalta el color de la letra.
En cuanto al reconocimiento de los logos de alimentación que aparecen en el etiquetado, el 94% reconocemos el logo “sin gluten” y un 87% reconocemos el de “alimentos alérgenos”. Pero el 24% no saben reconocer los logos de “Punto Verde” y “Producto Ecológico”.
La información de la etiqueta condiciona la acción de compra y las expectativas puestas en el producto por el consumidor. Por ello, en Oisi se apuesta por «convertir al consumidor en el protagonista». Las empresas deberían preguntar a sus propios consumidores si entienden la información que contienen las etiquetas de sus productos. Para concluir señalando que etiquetas claras, sencillas y limpias son elementos que favorecen la compra del producto.